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Cómo ser creativo y no morir en el contexto
Ser desarrollador implica resolver problemas, pero la creatividad muere cuando el contexto te bombardea con distracciones. No es solo el celular o los correos, es la sobrecarga de información que no deja pensar en profundidad.
El problema
Si salteás entre mil cosas, escribís código mientras respondés mensajes y tenés el navegador lleno de pestañas, no estás creando, solo reaccionando. La creatividad necesita foco. Intenté automatizar un proceso mientras contestaba correos y revisaba documentación. Resultado: código parcheado y sin sentido. Cerré todo, trabajé una hora sin interrupciones y la solución apareció sola.
El otro enemigo: los extremos
La creatividad también se frena con ideas rígidas. Si te obsesionás con la velocidad, tu código será un caos. Si buscás la perfección, nunca terminás nada. El equilibrio es avanzar rápido pero sin comprometer calidad. Un ejemplo de esto es cuando tienes que decidir cómo estructurar un código o una arquitectura. Los defensores del enfoque "rápido y sucio" te dirán que hay que lanzar la solución cuanto antes, mientras que los que defienden la "perfección" pueden tardar semanas analizando hasta el último detalle. Pero ¿qué pasa si te quedas atrapado en cualquiera de estos extremos? El código puede terminar siendo o un desastre mal hecho o una solución tan compleja que ni tú mismo puedas entenderla un mes después.
Decidiendo el Mejor Enfoque para una Función de Automatización
Tomemos como ejemplo una función sencilla de automatización. Supón que tienes que escribir una función que gestione el acceso a una API externa y maneje los errores correctamente. En el mundo de la velocidad, alguien podría escribir algo rápido pero poco robusto, por ejemplo:
Por otro lado, si sigues el enfoque del extremismo de la perfección, podrías terminar escribiendo algo mucho más complejo, como esto:
Este código es más seguro, pero también es más largo y complejo de lo necesario. ¿Vale la pena este nivel de detalle desde el principio? ¿O sería más razonable hacerlo iterativamente, asegurándose de que primero funcione y luego optimizarlo?
El punto aquí es que la clave no está en caer en los extremos, sino en encontrar el equilibrio adecuado para cada situación. El código perfecto no siempre es el objetivo inmediato, y lanzar algo rápidamente tampoco garantiza el éxito. La creatividad surge cuando encuentras el balance entre reflexionar y ejecutar, entre tomar tiempo para pensar y saber cuándo es el momento de actuar. Conclusión: Gestiona el Contexto, Encuentra el Balance
La creatividad necesita espacio para respirar, y eso solo se logra cuando gestionas activamente las distracciones y no te dejas arrastrar por influencias externas que te presionan a ser más rápido o más perfecto de lo necesario. Si logras equilibrar estas fuerzas, no solo serás más creativo, sino que tu trabajo reflejará la objetividad y calidad que realmente quieres alcanzar. Así que, la próxima vez que te enfrentes a una tarea compleja, piensa en el contexto y encuentra ese equilibrio que permita que tu creatividad fluya libremente.
El problema
Si salteás entre mil cosas, escribís código mientras respondés mensajes y tenés el navegador lleno de pestañas, no estás creando, solo reaccionando. La creatividad necesita foco. Intenté automatizar un proceso mientras contestaba correos y revisaba documentación. Resultado: código parcheado y sin sentido. Cerré todo, trabajé una hora sin interrupciones y la solución apareció sola.
El otro enemigo: los extremos
La creatividad también se frena con ideas rígidas. Si te obsesionás con la velocidad, tu código será un caos. Si buscás la perfección, nunca terminás nada. El equilibrio es avanzar rápido pero sin comprometer calidad. Un ejemplo de esto es cuando tienes que decidir cómo estructurar un código o una arquitectura. Los defensores del enfoque "rápido y sucio" te dirán que hay que lanzar la solución cuanto antes, mientras que los que defienden la "perfección" pueden tardar semanas analizando hasta el último detalle. Pero ¿qué pasa si te quedas atrapado en cualquiera de estos extremos? El código puede terminar siendo o un desastre mal hecho o una solución tan compleja que ni tú mismo puedas entenderla un mes después.
Decidiendo el Mejor Enfoque para una Función de Automatización
Tomemos como ejemplo una función sencilla de automatización. Supón que tienes que escribir una función que gestione el acceso a una API externa y maneje los errores correctamente. En el mundo de la velocidad, alguien podría escribir algo rápido pero poco robusto, por ejemplo:
function getApiData($url) {
$data = file_get_contents($url);
if (!$data) {
return 'Error';
}
return json_decode($data, true);
}
Este código es rápido, pero no tiene en cuenta muchos escenarios, como los fallos de red, el control de excepciones o la validación de datos. Podrías lanzarlo al mundo en un par de minutos, pero en cuanto se use en un entorno real, te aseguro que verás fallos por todos lados.
Por otro lado, si sigues el enfoque del extremismo de la perfección, podrías terminar escribiendo algo mucho más complejo, como esto:
function getApiData($url) {
try {
$data = @file_get_contents($url);
if ($data === false) {
throw new Exception('No se pudo obtener el contenido');
}
$decodedData = json_decode($data, true);
if (json_last_error() !== JSON_ERROR_NONE) {
throw new Exception('Error al decodificar el JSON');
}
return $decodedData;
} catch (Exception $e) {
return ['error' => $e->getMessage()];
}
}
Este código es más seguro, pero también es más largo y complejo de lo necesario. ¿Vale la pena este nivel de detalle desde el principio? ¿O sería más razonable hacerlo iterativamente, asegurándose de que primero funcione y luego optimizarlo?
El punto aquí es que la clave no está en caer en los extremos, sino en encontrar el equilibrio adecuado para cada situación. El código perfecto no siempre es el objetivo inmediato, y lanzar algo rápidamente tampoco garantiza el éxito. La creatividad surge cuando encuentras el balance entre reflexionar y ejecutar, entre tomar tiempo para pensar y saber cuándo es el momento de actuar. Conclusión: Gestiona el Contexto, Encuentra el Balance
La creatividad necesita espacio para respirar, y eso solo se logra cuando gestionas activamente las distracciones y no te dejas arrastrar por influencias externas que te presionan a ser más rápido o más perfecto de lo necesario. Si logras equilibrar estas fuerzas, no solo serás más creativo, sino que tu trabajo reflejará la objetividad y calidad que realmente quieres alcanzar. Así que, la próxima vez que te enfrentes a una tarea compleja, piensa en el contexto y encuentra ese equilibrio que permita que tu creatividad fluya libremente.